viernes, 22 de abril de 2016

Columna transversal: ¿Cuántas "emergencias" hacen un estado fallido?

Ya tenemos emergencia declarada de seguridad, carcelaria y de agua. What’s next? ¿Qué es lo siguiente? ¿Emergencia de inundaciones, porque en los suburbios el suelo ya no puede absorber las aguas lluvias? ¿Emergencia de educación y de salud, porque no les pagan sus escalafones y bonos a profesores, médicos y enfermeras? ¿Emergencia de huelga de policías? ¿Emergencia de Zika? ¿Emergencia de falta de medicamentos (en el Rosales ya se da, aunque el gobierno no lo declara)? ¿Emergencia de tráfico en el área metropolitana? ¿Emergencia del café? ¿Emergencia de pensiones? ¿Emergencia de altos costos de la energía que no permite crecimiento económico? ¿Emergencia aeroportuaria?

En un país vulnerable siempre habrá emergencias. Porque siempre hay problemas impredecibles, como destares naturales. Pero la mayoría de las emergencias que enfrentamos -y que el gobierno no sabe atender- surgen de problemas previsibles y prevenibles. Nadie critica al gobierno cuando se ve obligado a declarar estado de emergencia para atender un terremoto o tormentas. Por lo contrario: Todos nos sumamos al esfuerzo de superar este tipo de crisis.
Pero la emergencia carcelaria, aunque fue declarada hasta ahora, tiene décadas de existir. Muchos han advertido que se volverá insostenible. Un país no puede tener una política de seguridad que principalmente descansa en arrestar diariamente a docenas de personas sin invertir en nuevas cárceles. Por esto tenemos un sistema carcelario apto para 10 mil internos, pero metimos a más de 30 mil y nos sobran unos 4 mil que están en bartolinas de la policía - y a ellos el Estado ni siquiera puede garantizar la comida diaria y un lugar para dormir acostado. Ni hablar de asistencia de salud o de justicia pronta.
La emergencia del agua no es debida a un desastre natural que nos agarró de sorpresa. Es la suma de todas las negligencias y corrupciones de décadas.
La emergencia de medicamentos para administrar quimioterapia a los pacientes con leucemia no es resultado de que de repente nos hayan salido más pacientes, sino refleja la incapacidad del Ministerio de Salud de no programar algo perfectamente calculable. Saben cuántos pacientes hay, saben qué medicamentos necesitan a qué frecuencia – y no logran administrarlos…
La emergencia del café sí tiene que ver con una causa natural, la plaga de la roya, pero tampoco era imprevisible. Otros países han renovado a tiempo sus cultivos de café logrando un parque menos vulnerable a la roya. En El Salvador no hemos tenido políticas para asegurar la sostenibilidad de las fincas de café – y el precio de esta negligencia no solo pagarán los caficultores y sus trabajadores, sino todo el país con el impacto ecológico de la crisis del café.
La crisis de las pensiones, con la medicina que quiere administrar el gobierno, se convertirá en emergencia, con toda seguridad. Si regresamos al sistema de reparto, donde el Estado tiene que asumir la totalidad de las pensiones, programamos una emergencia que tendrían que atender los siguientes gobiernos. Y será no sólo una crisis de pensiones, sino una profunda crisis fiscal del Estado.
La crisis de energía es previsible para los próximos años, porque ya tenemos el tercer gobierno que no ha invertido en fuentes de energía sostenibles. No se ha terminado ninguna presa hidroeléctrica, y los dos proyectos diseñados (Chaparral y la ampliación de la 5 de noviembre) son tan infestados de mala planificación y de corrupción que al final tendrán costos que en vez de bajar el precio de la energía lo dispararán. Al mismo tiempo hemos sacado del país al socio internacional que tenía la capacidad de ampliar nuestra capacidad de generación geotérmica…
Nuestro aeropuerto internacional, hace 30 años el más moderno de Centroamérica, ahora ya es obsoleto y al punto de perder las clasificaciones internacionales de seguridad.
¿Cuántas “emergencias” hacen un estado fallido? 
(El Diario de Hoy)